El río Guadalquivir, como el resto de los ríos europeos, ha seguido la misma pauta. De ser peces tan abundantes que durante más de 30 años pudo existir una próspera fábrica de caviar en Coria de Río (Sevilla), los esturiones han pasado a estar virtualmente extintos. La presa hidroeléctrica de Alcalá del Río, infranqueable para ellos, les impidió desde los años sesenta alcanzar los lugares idóneos para el desove, cerca de Córdoba, lo que unido a la contaminación urbana, agrícola e industrial del tramo final del río y a las más de 500 capturas anuales ocurridas entre 1932 y 1970 ha conducido a la práctica desaparición de estos peces del Guadalquivir. En 1970 cerró la fábrica de caviar de Coria del Río al no obtener suficientes esturiones para hacer rentable el negocio. Desde entonces se han pescado esporádicamente algunos ejemplares, el último de ellos en 1992.
Tradicionalmente se ha pensado que los esturiones del Guadalquivir pertenecían a una única especie, Acipenser sturio o esturión atlántico, de la que se sabe que llegó a habitar todos los ríos europeos al oeste de los Urales, los de Turquía, Oriente Próximo y los del Norte de África. Actualmente sólo subsiste, con seguridad, una precaria población en la cuenca del Garona, en Francia, cuyo futuro no está en absoluto asegurado. Con esta población, el Centro de Investigación del CEMAGREF en Burdeos está llevando a cabo un programa de cría en cautividad y recuperación de la especie. Desgraciadamente, A. sturio alcanza la madurez sexual después de los 10 años de edad y las etapas juveniles muestran en cautividad altos niveles de mortalidad, por lo que el programa avanza muy lentamente.
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